中西雙語(yǔ)閱讀:蘇菲的*(119)
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2020-10-23 02:34
編輯: 歐風(fēng)網(wǎng)校
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摘要:
中西雙語(yǔ)閱讀:蘇菲的*(119)
En esto, Sofía se levantó y descolgó el gran espejo de latón, que estaba colgado encima de la cómoda.
Jorunn intentó protestar, pero Sofía no se dejó detener.
Cuando salieron, la noche era todo lo oscura que pueda ser una noche de mayo, es decir, no muy oscura. El cielo iluminaba lo suficiente como para poder distinguir con claridad los árboles y los arbustos. El peque o lago parecía un reflejo del cielo. Las dos amigas remaron lentamente hasta la otra orilla.
Ninguna de las dos dijo gran cosa en el camino de vuelta a la tienda de campa a, pero las dos pensaban intensamente en lo que habían visto. A veces asustaron a algún pájaro, un par de veces oyeron algún búho.
En cuanto encontraron la tienda se metieron en los sacos de dormir. Jorunn se negó a que se dejara el espejo dentro de la tienda. Las dos estaban de acuerdo en que ya daba bastante miedo pensar que el espejo se encontraba justo delante de la puerta de la tienda. Sofía también se había traído las postales. Las había metido en uno de los bolsillos laterales de la mochila.
A la ma ana siguiente se despertaron temprano. Fue Sofía la que salió primero del saco de dormir. Se puso las botas y salió de la tienda. El gran espejo de latón estaba en la hierba, lleno de rocío. Sofía secó el rocío con la manga del jersey y miró su propio reflejo. Era como si se viera desde arriba y desde abajo a la vez. Afortunadamente no se encontró con ninguna nueva postal del Líbano.
Por la llanura pasaba la niebla matutina como peque as nubes de algodón. Los pajarillos cantaban enérgicamente, Sofía no oía ni veía a ningún pájaro grande.
Las dos amigas se pusieron jerseys gordos y desayunaron fuera de la tienda. De nuevo se pusieron a hablar de la Caba a del Mayor y de las misteriosas postales.
Después del desayuno recogieron la tienda y emprendieron el camino de vuelta. Sofía llevó el espejo todo el tiempo y tuvieron que hacer peque os descansos, porque Jorunn se negaba a tocarlo.
Al acercarse a las primeras casas oyeron peque os estallidos. Sofía se acordó de algo que había escrito el padre de Hilde sobre el Líbano tan arrasado por la guerra. Pensó en la suerte que tenía de vivir en un país pacífico. Estos estallidos procedían de inocentes petardos.
Sofía invitó a Jorunn a tomar chocolate caliente en su casa. La madre no hacía más que preguntarles de donde habían sacado el espejo. Sofía contestó que lo habían encontrado junto a la Caba a del Mayor. La madre volvió a decir que no había vivido nadie en esa caba a en muchísimos a os.
Jorunn se marchó a su casa, y Sofía subió a ponerse un vestido rojo. El resto del día de fiesta nacional transcurrió normalmente. En el telediario de la tarde salió un reportaje sobre cómo las fuerzas noruegas de las Naciones Unidas habían celebrado ese día en el Líbano. Sofía pegó los ojos a la pantalla. Uno de esos hombres que estaba viendo podía ser el padre de Hilde. Lo último que hizo Sofía el 17 de mayo fue colgar el gran espejo de latón en su cuarto.
A la ma ana siguiente encontró un gran sobre amarillo en el Callejón. Abrió el sobre y leyó el contenido de las hojas blancas enseguida.